Venezuela es un país considerado como un “país multidestino”, con una envidiable posición estratégica, una extensión geográfica adecuada para hacer recorridos por los cuatro costados, con destinos turísticos de sol, playa, montaña, desierto, nieve, y algo muy importante como lo es su gente, que pese a sus limitaciones y dificultades, atienden a turistas y visitantes, en la mayoría de los casos, con gentileza y devoción. Y es entonces cuando nos preguntamos ¿Porque no somos una Potencia Turística? ¿En donde reposan las causas de que Venezuela no sea hoy el país más visitado y con un mejor índice de competitividad turística?.
Causas hay muchas, pero las más importantes y visibles han sido la mala gestión de las políticas del estado en materia turística, y no es porque no se sepan los problemas, ni tampoco porque en infinitas ocasiones no se hayan expuestos a las personas competentes, tanto la problemática, como las posibles soluciones. Se han invertido horas hombre en ferias, foros, congresos y otra cantidad de eventos realizados y en todos se han efectuado mesas de trabajo en donde las conclusiones y las propuestas quedan en los documentos sin accionar.
Y es que a la mala gestión lo acompañan políticas erróneas, en donde los mal llamados incentivos son solo restricciones, tal es el caso del llamado Convenio Cambiario N° 36, reformado en la Gaceta Oficial N° 41040 del 28 de Noviembre del año 2017, promulgado con la finalidad de que los prestadores de servicio turísticos pudieran recibir divisas de turistas extranjeros mediante transferencias o pagos a las cuentas en divisas de los bancos del estado.
Si bien es cierto que se asoma la posibilidad de Venezuela de abrirse al turismo receptivo, también es muy cierto que para poder optar por el incentivo de obtener divisas, los establecimientos deben estar al día con cuanto permiso se le ha impuesto al turismo, es decir: RTN, Inatur, Licencia de turismo, entre otros. Y esto es una de las tantas trabas y burocratismo que también han tenido los prestadores del sector turístico.
En más de una oportunidad hemos escuchado decir:
“…Con el propósito de atraer a millones de turistas a nuestro país, hemos estado trabajando en la promoción de Venezuela a nivel internacional con nuestra participación en ferias internacionales, vitrinas turísticas que nos han permitido mostrar con éxito la belleza de Venezuela y posicionarnos como territorio multidestino, recibiendo la admiración y expectativa de muchas personas en el mundo que desean conocer nuestro país…” (Palabras de la Ministro de la cartera de Turismo, Sra. Marleni Contreras)
Se necesita una apertura total del mercado cambiario para el sector turismo, sin restricciones, ni trabas para poder empezar a ver una afluencia importante de turistas extranjeros, y además poder subsanar las deficiencias de inventarios de materia prima, y de todos aquellos insumos e implementos necesarios para mantener los establecimientos dotados y poder ofrecer o prestar un verdadero servicio de calidad.
Otra de las consecuencias que ha traído consigo el control de cambio, es que debido a la escasa afluencia del turismo internacional, la calidad del servicio se ha visto estancada. La competencia con el turismo de otros países es importante para mantenernos a la vanguardia de los avances en materia turística. Nos encontramos muy lejos de poder competir con países que hoy por hoy son realmente una potencia turística, como lo es Perú, México y España, por nombrar alguno de ellos. Y según las estadísticas, países de la región como Aruba, Barbados, Cuba o Costa Rica reciben muchos más visitantes que Venezuela.
En el índice de competitividad turística del Foro Económico Mundial, los aspectos en los que peor nota saca Venezuela son precisamente aquellos que tienen que ver con la gestión gubernamental, como las infraestructuras turísticas y aeroportuarias.
Las infraestructuras que en los años 70 hacían de Venezuela un ejemplo de modernidad en la región han sufrido el paso del tiempo y la desatención.
Hoy por hoy, ya no quedan casi aerolíneas internacionales tocando el territorio venezolano, el riesgo político, la mala administración, la cuentas incobrables o deudas que no han sido saldadas por el estado venezolano, la inseguridad, el poco o escaso mantenimiento de las instalaciones en general, han sido algunas de las causas por las que muchas casas de transporte de pasajeros internacional han abandonado nuestras pistas de aterrizaje. Es importante recuperar a toda costa la confianza de esas empresas de aviación, y para ello hay que comenzar con efectuar las inversiones en infraestructura y en mecanismo de seguridad que devuelvan poco a poco la credibilidad en el gobierno venezolano.
Por otro lado, es urgente poner atención a los prestadores de servicio turísticos en las carreteras, y en especial aquellos expendios de comida y prestadores de servicios de baños. Un turista extranjero que guste de viajar por vías terrestre se va con una imagen muy desagradable de la mayoría de estos lugares, en donde reina la insalubridad, los malos olores, la poca higiene y mantenimiento de las areas comunes y baños, aunado a la terrible atención que reina en algunos de esos lugares. No todos los servicios turísticos se prestan en las ciudades, también es imprescindible tomar medidas para el mejoramiento de estos espacios, sin afectar las tradiciones y la idiosincrasia de los lugareños. Un ejemplo de esta situación se puede ver en los sitios que se encuentran en la vía hacia el pueblo de Santa Elena de Uairen, en donde muchos turistas acuden a visitar los saltos y las cataratas del Roraima y los que se encuentran en la Gran Sabana.
En turismo hay muchos temas que atender, si realmente queremos formar parte de la nueva era, hay que prepararse para recibir los turistas del mundo. Una apertura total en las actuales condiciones seria perjudicar la imagen y la marca de un país. Tenemos los atractivos turísticos, solo falta desarrollar una infraestructura que cumpla con los estándares de calidad internacional, adaptados a la cultura venezolana.
Autor
Eco. Eilene Camargo
Consultor Turístico
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